Asipnor – Industriales Pesqueros

“La tecnología hace que la actividad sea más precisa, más consciente, y eso es un beneficio para todos”

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“La tecnología hace que la actividad sea más precisa, más consciente, y eso es un beneficio para todos”

Más conocido como Vido, tiene 65 años (1957), es profesor de matemáticas de profesión, pero lleva ligado cuatro décadas al mar: los dos primeros como tripulante y los siguientes 38 como patrón de pesca y actualmente es instructor de los capitanes en Corpesca base Iquique.

“Soy más conocido por Vido, mi segundo nombre. Es el nombre de mi padre y era patrón de pesca. Para mí esto es una tradición familiar, la pesca me ha traído grandes satisfacciones a pesar de ser un trabajo complejo: es riesgoso, muchas horas, días, meses, años fuera de casa, pero tiene sus recompensas en algún aspecto; uno deja de ver mucho tiempo a la familia a cambio de un buen sustento económico y están las bondades del mar”, comenta diciendo el patrón de pesca activo más antiguo de la cuidad.

La ligazón por el mar tiene larga data, además del trabajo de su padre, Vido nació en San Antonio, teniendo su infancia rodeada de lo que una ciudad portuaria trae consigo, a los 11 años su familia se radicó en Iquique, lugar donde ha permanecido hasta hoy. Luego de salir del colegio su padre le dijo “tienes que estudiar algo, mi misión es dejarte algo en esta vida”, fue así como rindió la Prueba de Aptitud Académica (PAA) y sacó 749 puntos en matemáticas y entró a la Universidad de Chile a estudiar para ser docente.

“Me casé, tuve una hija, me recibí en la universidad y volví a Iquique a trabajar, pero no de profesor, volví a la pesca”, recuerda con añoranza. Su primer barco fue el Chapiquiña, navío que tenía una capacidad de carga de 140 toneladas (el más pequeño de la flota), al año siguiente cuando capitaneaba el Reloncabí (barco de 140 toneladas), Vido tuvo un desempeño que le cambió la vida: 150 cargas de anchoveta en el año calendario, totalizando 21.000 mil toneladas de pescado. “Gracias a eso me pasaron el Blanquillo que tiene 500 toneladas de carga”, ríe mientras hablas con mucho cariño de una de sus embarcaciones favoritas.

Estilo de patrón

Como en todo oficio, existen un sinfín de formas de manejar al grupo y la manera de cumplir las metas, Vido es de los que prefiere tirar la red cuantas veces sea necesario y lo demás se lo deja a la intuición, suerte, pericia y varios otros factores. “Me gusta tirar harto la red al mar. Arriba del barco a mí la red no me sirve. Mientras más lances hacíamos, más pescábamos. Hay otros patrones que les gusta buscar el momento justo y sacar la carga compleja en una sola acción. Son estilos diferentes y varias situaciones las que te hacen ser buen patrón”.

Futuro de la pesca

Al actual instructor de Corpesca base Iquique, le preocupa el futuro de la actividad, pero cree que la tecnología ha ayudado y lo seguirá haciendo para fortalecer la pesca en la macrozona norte. “Es incierto lo que pasará más adelante, pero creo que nunca se va a acabar (la pesca). Cuando se habla de sustentabilidad y cuidado del medio ambiente es muy bueno, al igual que la regulación a través de cuotas. La tecnología hace que la actividad sea más precisa, más consciente y eso es un beneficio para todos”, señaló Pavicic.

Recuerdos imborrables

En el año 2007, el gran momento profesional que vivía se contrapone con, tal vez, el momento personal más duro de su vida: la menor de sus tres hijas de 21 años, falleció luego de cuatro años de lucha contra la leucemia. “Era una chica preciosa, que batalló durante mucho tiempo hasta que una infección se la llevó”.

Luego del luto, al mes siguiente, Vido volvió a su barco. Un día iban navegando cerca de las costas de Arica junto al apoyo aéreo cuando le avisan que un cardumen de anchoveta estaba cerca.

-“Yo estaba en mi camarote y frente a mí tenía una foto donde salgo con mi hija y me dicen ‘capitán estamos llegando a un cardumen’. Me senté en la cama, prendí la luz y mientras me vestía veo la foto y me pongo a renegar a Dios ‘por qué te la llevaste, no estoy conforme. Ella tenía toda una vida por delante’. A los cinco minutos, me arrepentí y le pedí perdón por lo que había hecho. Subo y desde el avión me preguntan si estoy listo y lanzamos la red. Acto seguido se me corta un cable y empiezo a darme cuenta que íbamos a perder toda la pesca, hice las maniobras, pero el cardumen terminó yéndose. Así que echamos la red arriba sin ninguna anchoveta, pero al fondo habían dos corvinas de más de un metro y ahí dije ‘Diosito me castigó por renegar contra él, pero como me arrepentí me premió con dos corvinas’”, recuerda con nostalgia uno de los episodios que más lo marcaron durante su vida en la actividad.

Legado para la gente del mar

A través de sus cuarenta años ligados a la pesca, Vido tiene varias cosas que decir, para él, el mensaje a quienes no conocen la actividad es una invitación a que se hagan parte y la vivan, mientras que para quienes trabajan en el rubro llama a continuar con las mejoras en materia de sustentabilidad y responsabilidad ambiental. “La pesca industrial es un trabajo muy lindo, cada zarpe es una experiencia nueva, cada vez que la red va al agua es una sorpresa y al mar no hay que tenerle miedo, pero sí mucho respeto. Para la gente del mar, solo puedo decirles que los cambios climáticos afectan la actividad, pero hoy cuentan con mucha más tecnología que permite detectar pesca, reducir efectos ambientales y cuidar la sustentabilidad del recurso. Que sigan preocupándose por nuestro planeta”.