Los invitamos a leer la carta al director de El Mostrador, escrita por Ricardo García Holtz, gerente general de Pesquera Camanchaca.
Los invitamos a leer la carta al director de El Mostrador, escrita por Ricardo García Holtz, gerente general de Pesquera Camanchaca.
Sr. Director:
La anchoveta del norte de Chile y Perú es un recurso pesquero transnacional que se distribuye en más de 700 millas de mar exclusivo, y es el principal del mundo para la producción de harina de pescado, ingrediente vital para la alimentación de animales de tierra y agua, todos los cuales son parte clave de la alimentación de los seres humanos. El aceite de anchoveta es rico en omega 3, un aminoácido esencial para los humanos y que es consumido directamente.
La anchoveta es un pez pelágico pequeño que vive donde se generan surgencias de aguas que traen fitoplancton y zooplancton, que son la base de su alimentación, cosa que ocurre cuando la profundidad es baja en la plataforma continental. En el norte de Chile, a diferencia del Perú, la plataforma continental es muy estrecha y solo viene a ensancharse al acercase a Peru, en la zona de Arica; allí se triplica y alcanza hasta las 12 millas, lo que favorece la pesca artesanal e industrial. Más al sur, sin embargo, la estrechez de la plataforma deja un área muy reducida para un buen ambiente de pesca, pero muy extenso en longitud.
Esta condición natural de la geología del borde costero del norte de Chile limita enormemente las capturas fuera de las 5 millas.
Adicionalmente, Chile tiene el desierto más seco del mundo entre Arica y Antofagasta, y la población se concentra en muy pocos lugares, como Arica, Iquique, Mejillones o Antofagasta, dejando pocos lugares aptos para establecer operaciones de proceso pesquero.
Por último, las características del mismo borde costero chileno conforman muy pocos lugares aptos para establecer puertos y caletas.
La suma de estas tres características, esto es, plataforma continental estrechísima; escasez de poblaciones; ausencia de caletas y puertos, hace que en la historia chilena, la pesca artesanal se haya dado principalmente en Arica, Mejillones e Iquique en ese orden de prioridad. En el resto del territorio solo ha podido ser desarrollada la pesca industrial, pues es aquella que, por las características de los barcos, puede navegar muchas horas con la pesca en buenas condiciones hasta los centros de proceso. Naves pequeñas no pueden hacerlo por más de 4-5 horas o la pesca queda añeja generando fuertes olores y productos de mala calidad.
En Arica, por ejemplo, existe una base artesanal importante pues hay población, puertos y plantas industriales con descargas que reciben la pesca artesanal e industrial, como ocurre en la zona centro-sur de Chile. En esta zona, los artesanales han capturado cerca de dos tercios de todas las capturas, y los industriales la diferencia que han podido capturar fuera de las 5 millas pues la plataforma de manera excepcional es más ancha allí. En el resto del territorio, la captura artesanal no puede reemplazar a la industrial pues los centros de descarga les quedan muy lejanos.
Esta realidad geológica, marina y demográfica ha sido reconocida por el desarrollo de la pesca del norte, con amplia base artesanal allí donde puede, y capturas industriales en el resto. Cerca del 50% de las capturas de estos últimos han ocurrido en lugares cercanos a la costa por la plataforma continental, pero donde no tienen alcance las naves artesanales. La regulación se hizo cargo de esta realidad, y en las discusiones legislativas de 1991 y posteriores, la ley creó áreas de reserva artesanal (ARPA) dentro de las 5 millas, pero dejando muy claro que en aquellos lugares de Chile donde no hubiese conflicto entre artesanales e industriales, éstos últimos podían mantener sus capturas dentro de las 5 millas, situación que debía analizarse periódicamente por la autoridad sectorial.
Y eso es lo que Subpesca ha estado haciendo por cerca de 30 años, esto es, evaluar el posible conflicto y autorizar la llamada perforación donde no lo haya. Y dada las características del norte indicadas, ello ha permitido un desarrollo pesquero armonioso entre artesanales e industriales, y una explotación sustentable de la pesquería de anchoveta, que es declarada por los técnicos como “subexplotada”.
Más aun, sin la pesca industrial, los pesqueros artesanales de anchoveta no podrían subsistir, pues no tendrían plantas en las cuales poder procesar su pesca de anchoveta. Recordemos que esta especie no es de consumo humano, ni se puede vender en las caletas; no se trata de peces de roca que las personas compran a veces en las caletas, sino de grandes volúmenes de peces muy pequeños que deben procesarse en grandes plantas de reducción con sofisticados equipos y procesos para producir harina y aceite de buena calidad. Donde no haya industriales con sus plantas, desaparecería la captura artesanal de anchoveta, tal como ocurrió en el pasado en Tocopilla.
Sin perjuicio de los sesgos y errores que contiene la resolución de la Corte Suprema, ésta restringe pero no impide que la SUBPESCA cumpla su rol de definir zonas de perforación industrial en la zona norte, pero la limita sustentándose en que la Ley de 1991 (Aylwin), 2001 (Lagos) y 2012 (Piñera) definen que estas autorizaciones deben ser “transitoria o excepcional”. Específicamente, la Corte reconoce que “cuando en una o más zonas específicas dentro de estas áreas no se realice pesca artesanal o si la hubiere, sea posible el desarrollo de actividades extractivas por naves industriales que no interfieran con la actividad artesanal, podrá autorizarse en forma transitoria en dichas zonas el ejercicio de la pesca industrial”
Esta es la parte clave, pues justamente el espíritu del legislador en 1991, 2001 y 2021, es que haya un análisis dinámico de las condiciones pesqueras por parte de SUBPESCA, con autorizaciones temporales, cosa que la autoridad sectorial sí hizo cada 2 o 3 años. Y como las condiciones de la plataforma continental, el desierto, la demografía, o las características del borde costero no han cambiado en estos 30 años, y no es esperable que cambien, la autorización se ha mantenido.
Las acciones legales seguidas por las empresas pesqueras industriales, por su parte, solo han usado los mecanismos legales establecidos para hacer ver estos puntos de vista y antecedentes objetivos de manera que se preserva la viabilidad del sector industrial y artesanal de la anchoveta. Hay un legítimo temor y preocupación, que, sin la posibilidad de perforaciones, la pesca industrial de anchoveta en el norte de Chile sea haga inviable, y con ello se cierren las plantas de proceso, cuya conclusión es que se termine la pesca artesanal de esta especie pues nada podrían hacer sin plantas de procesos, las que requieren los volúmenes no solo de los sectores cercanos a Arica, Mejillones o Iquique, sino del resto del borde costero del norte.
Lo que está haciendo Subpesca al considerar dar estas autorizaciones es cumplir con sus obligaciones y mandato legal, pues en ausencia de conflicto industrial-artesanal, no debe restarse de otorgarlas. Restarse sería causarle un daño al sector industrial y con ello al artesanal, dañar al país con menor producción de algo en lo que tiene una enorme ventaja competitiva mundial, afectando las exportaciones y los impuestos cobrados, sin hablar del daño en el empleo del norte, donde la pesca es el segundo sector más importante después de la minería. La autoridad sectorial ha tomado precauciones oyendo las opiniones de los pescadores artesanales en los Consejos Regionales de Pesca, donde éstos han confirmado la ausencia de conflictos.
Hay que tener respeto por el norte de Chile.
Ricardo García Holtz
Gerente General de Camanchaca
Los invitamos a leer la carta en su formato original en el siguiente link:
https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/cartas/2022/01/12/acerca-de-las-perforaciones-de-la-pesca-industrial-en-el-norte-de-chile/